sábado, 15 de mayo de 2010
¿Por qué el bien es bueno, y el mal malo?
Si a todos nosotros nos preguntasen qué diferencia al bien del mal proporcionaríamos respuestas muy similares por no decir exactamente las mismas. Por ejemplo donar sangre es un buen acto ya que ayudamos a gente que necesite transfusiones de sangre porque su vida puede depender de ello. Sin embargo matar un hombre es un claro acto de maldad debido a que terminamos con la vida de un ser humano, un individuo de la misma naturaleza que la nuestra y con el que empatizamos sin tener que hacer esfuerzo alguno.
¿Pero y si se mata a un hombre para salvar la vida de otros 1000?, ¿está este acto del lado del bien, o simplemente está justificado?. Es por ello por lo que hablar de bien o mal puede llegar a generalizaciones no válidas, y debemos de adecuar nuestros criterios a las distintas situaciones particulares de elección que se nos vayan presentando a lo largo de nuestra vida. Podemos tener como punto de partida que todo acto que nos produzca remordimientos de conciencia durante mucho tiempo, y con el que hayamos interferido en la libertad de otro ser humano, o con el que hayamos propiciado el empeoramiento de las circunstancias y el entorno en el que vive dicha persona; como un acto malo. Pero, ¿y si una persona no siente remordimientos al matar a otra?. En este caso podemos decir que sufre un trastorno psicológico que ciega su capacidad de empatizar.
Pero del mismo modo podríamos decir lo que decía Hobbes: "el hombre es un lobo para el hombre", y que por naturaleza es un individuo agresivo y egoísta que sólo piensa en sus intereses personales. Así, si una persona matase por su instinto de supervivencia (algo que poseemos por naturaleza todos los seres vivos), sería un acto perfectamente justificado, aunque en un punto medio entre bien y mal que nos causaría un remordimiento al que podríamos esquivar con el argumento de que se hizo para poder seguir viviendo. De este modo el planteamiento de una naturaleza humana fijada sólo nos permite llegar a la conclusión de que toda violación de los derechos del resto de nuestros semejantes puede estar justificada (sin ser por eso buena o mala) si ha sido para conservar nuestra vida (el instinto de supervivencia).
Sin embargo este criterio nos abre a la vez muchas puertas y nos cierra prácticamente todos los interrogantes. Y la sociedad que junto con el hombre ha creado un conjunto organizado y civilizado de seres humanos, es la última resistencia a este planteamiento, dado que en ésta el hombre ya no es un animal si no un ser racional que genera pensamientos abstractos y más complejas relaciones interpersonales.
Pongámonos ahora en una situación en la que nos roban o nos atracan unas personas que han nacido en la pobreza y que necesitan irrumpir en nuestra libertad para obtener bienes personales nuestros para asegurarse que tienen esta noche un techo bajo el que dormir y algo que llevarse a la boca.
(Vuelvo a recordar que somos nosotros los afectados), y en este caso pensaríamos que son unos ladrones y unas malas personas que nos han quitado el dinero del monedero, y que debían de haber robado a alguien más rico en vez de a nosotros. Aquí es donde lo estipulado en el marco legal de cada sociedad puede generarnos confusiones entre la ley y el bien, dado que las leyes pretenden garantizar el orden de la sociedad y necesitan en su mayoría ser redactadas de tal modo que alcancen el mayor número de personas posibles. Sería imposible realizar una ley para cada ciudadano, y en definitiva para las 6000000 personas que habitamos en este basto terreno al que llamamos Tierra.
Así casos particulares como este robo, se escapan de la relación entre bien y cumplimiento de la ley que tenemos asociados en nuestra cabeza; y a la vez se contradice con la todopoderosa 'justificación del instinto de supervivencia', ya que los ladrones necesitan robar para poder vivir. Es más, somos nosotros los que estamos actuando de mala manera ya que indirectamente no contribuimos (en caso de que seamos el típico ciudadano) como personas que somos, a erradicar esta situación de pobreza; debido a que preferimos taparnos los ojos a afrontar la realidad.
¿Verdad que parece que el instinto de supervivencia es capaz de justificar prácticamente todo?. Pero aún así no podemos decir que una persona a la que no le guste hablar con otras sea alguien trastornado y que contradice a la naturaleza social que caracteriza al ser humano; ya que el ser humano construye su propia naturaleza, criterios, y visiones de la vida.
Conclusión: el bien y el mal es algo relativo que cambia en función de las situaciones en las que nos encontremos y de la visión que nos proporciona la sociedad en la que nos criamos. Pero siempre podemos pararnos a pensar por nuestra cuenta: ¿qué es bueno, y qué es malo desde nuestro punto de vista?.
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